Miriam Gomez

m. gomez
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¿Quién fundó tu Iglesia?

Primera parte del estudio

Si tú eres luterano;  tu iglesia la fundó Martín Lutero, un ex monje católico en el año 1524.

Si tú eres anglicano, tu iglesia la fundó Enrique VIII en Inglaterra, en 1534, porque el Papa no le concedió el divorcio para poder casarse con Ana Bolena.

Si tú eres presbiteriano, tu iglesia la fundó Juan Knox en Escocia en el año de 1560.

Si tú perteneces a la Iglesia Episcopaliana, esta es una rama de la iglesia de Inglaterra fundada por Samuel Seabury en las colonias de Estados Unidos en 1785.

Si tú perteneces al grupo de los Testigos de Jehová, Carlos Tazé Russell inició esta iglesia en Pensilvania en 1879.

Si tú eres metodista, tu religión fue organizada por J & C Wesley en Inglaterra en 1739, cuando decidió separarse de los anglicanos.

Si tú eres mormón (Santos de los Últimos Días), José Smith inició este grupo en Palmyra, N.Y. en 1830, hasta establecerse en Nauvoo, Illinois, pueblo que fue fundado por José Smith y los mormones en 1839. 

Si tú eres bautista, los orígenes de tu iglesia se remontan al año 1609 cuando John Smith se le ocurrió fundar esta religión.

Si tú eres unitario, Teófilo Lindley fundó tu iglesia en Londres en 1774.

Si tú eres adventista del séptimo día, este movimiento lo inició William Miller, un granjero americano bautista. El impulso decisivo para este naciente movimiento fue de Ellen White hacia el 1843.

Si tú perteneces al Ejército de Salvación, tu grupo lo comenzó Guillermo Booth en Londres en 1865.

Si tú eres un seguidor de Ciencia Cristiana, tu religión se remonta a 1879 cuando María Baker Eddy decidió que necesitábamos una nueva religión.

Si tú perteneces a la Iglesia Pentecostal o Asambleas de Dios, estas iglesias cristianas comenzaron alrededor de 1914 en Hot Springs, Arkansas.

Si perteneces a cualquier otro grupo religioso del tipo “Evangélicos”, “Iglesias de Dios”, “Iglesia Apostólica” o “Iglesia de Cristo”, estos grupos se fundaron no hace más de cincuenta años.

Si tú eres católico, tu Iglesia la fundó Jesucristo el día de Pentecostés en el año 33. Lee Hechos de los Apóstoles 2.

Nosotros nos sentimos unidos a todos los que se honran con el nombre de cristianos. Catecismo de la Iglesia Católica= CIC 817 ss. Precisamente porque todos los cristianos queremos la unidad, debemos cuidarnos de los que nos cortan y dividen, los “sectarios”. 
Ante estos con la Biblia en la mano, puedes responderle lo siguiente;

Una sola Iglesia.

Jesús no delegó ni autorizó a nadie más que a Pedro para ser piedra de cimiento de su Iglesia. Por tanto, todos los fundadores de iglesias que aparecieron posteriormente, contravienen la expresa voluntad de Jesús. 
La Biblia enseña que Jesucristo fundó una y única Iglesia. El dijo: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia” Mateo 16,18-19 Y ahora yo te digo: “Tú eres Pedro (o sea piedra) y sobre esta piedra edificaré mi iglesia;  los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra será atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra será desatado en el Cielo”. El cambio de nombre de Simón hijo de Jonás a  Pedro (o sea Piedra) implica un nuevo ministerio, Cristo le entrega las llaves del Reino de los Cielos (se refiere esto a la autoridad de tomar decisiones). Pedro  tenía autoridad conferida de la mano de Jesús como nuevo mayordomo de su Reino. Lo que no dijo Jesús; “Sobre este pedregal edificaré mis iglesias”. 

A Jesucristo no le gustan las divisiones, El quiere la unidad, fue muy específico en Su carta Sacerdotal cuando rogaba al Padre: Juan 17,21 “Que todos sean uno, como tu Padre, estas en mi y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tu me has enviado”. Esto es lógico. Si hay un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo y Cristo es el único mediador, debe haber una sola y única Iglesia. (Al final del documento Lee Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium 8). 

Segunda parte del estudio.

¿Por qué la Iglesia fundada por Jesucristo se llama la Iglesia Católica?
El término «católico» proviene del griego katholikós, que significa universal.  San Ignacio de Antioquia, Obispo, discípulo directo del Apóstol San Juan y de San Pablo, fue el primero que en el año 110 dio este nombre de Católica a la Iglesia fundada por Jesucristo. 
Universal: era importante para destacar que la Iglesia de Cristo no era solamente para los judíos, sino también para los gentiles o no-judíos, los que estaban cerca y los que estaban lejos de Jerusalén, en seguimiento a la orden de Cristo de llevar su mensaje a todos los rincones de la tierra (Mt. 28, 19).
En los tres primeros siglos de la Iglesia los Cristianos decían "Cristiano es mi nombre, Católico mi apellido".
 Así debería ser en nuestros días.

La Iglesia Católica es la única que puede trazar su historia, sin interrupción, desde el primer Papa, San Pedro, designado por Jesucristo, su Fundador, hasta el Papa actual. 
La primera apostasía comenzó con Martín Lutero al rechazar las enseñanzas de la Santa Iglesia é imponer las suyas propias, estamos hablando que  1500 años después de Cristo.
Entre las religiones cristianas, originadas en la Reforma Protestante están: la Luterana (fundada por Lutero), la Reformada (por Calvino), la Presbiteriana (por John Knox). Luego fueron fundadas la Anglicana (por Enrique VIII), la Bautista (por John Smith), de donde se derivan las Evangélicas. Existen muchas, muchas más, todas fundadas por hombres, no por Dios. 
Para el año 2006 se contaban 38.000 ramas diferentes de las religiones cristianas no-católicas. Saque usted sus propias conclusiones ¿Fundó Jesucristo 38,000 iglesias diferentes?

Cristo fundó una sola Iglesia, que es la Iglesia Católica, además somos:        

Pentecostales: El primer PENTECOSTES  lo tuvimos con la bajada de la promesa del Padre ‘el Espíritu Santo” sobre los 120 que estaban junto a María  y los Apóstoles en el aposento alto. Leer Hechos de los Apóstoles 

Bautistas: Creemos y practicamos el BAUTISMO,  que nos legara Juan Bautista, primo de Jesús, por medio del Espíritu Santo.
Adventistas: Creemos y Celebramos ADVIENTO, que es el tiempo de espera del nacimiento de nuestro Señor.
Apostólicos:   Seguimos las enseñazas que nos dejara Jesús y nos las trasmitieran los APOSTOLES a través de la Santa Biblia.
Marianos: Damos ese Fiat, que dio MARIA, al momento de la anunciación por medio del Arcángel Gabriel y así tomamos un compromiso con nuestra Santa Iglesia...

A pesar de la gran labor de evangelización y caridades que ha venido realizando la Iglesia Católica durante siglos, es atacada constantemente con publicidad negativa, ataques mediáticos y desde su seno mismo, por estas y muchas otras razones,  hay bautizados católicos que se van para otras denominaciones cristianas sin haber realmente conocido la riqueza que por  Tradición Apostólica tiene nuestra Iglesia, “que es la Iglesia del Dios viviente, columna y base de la verdad” (1Timoteo 3,15). Esas adversidades no deben sorprendernos, Jesús mismo advirtió: “Simón, Simón mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti para que no te falte la fe. Y tu después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos”. (Lucas 22,31 ss). Aún así nuestra “confianza’ está basada en la promesa de Jesucristo cuando prometió a Pedro “el poder de la muerte no prevalecerá contra ella” (Mt 16,18).

Por eso la Iglesia que es Madre y Maestra continuamente ruega para que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, que todos unidos sacramentalmente a la Iglesia fundada por Jesucristo caminemos juntos hacia la Patria Celestial. 
Dice la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium 8.

Cristo, el único Mediador, instituyó y mantiene continuamente en la tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad, como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos. Mas la sociedad provista de sus órganos jerárquicos y el Cuerpo místico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino. Por eso se la compara, por una notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a El, de modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo (cf. Ef 4,16).

Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo de nuestra fe confesamos como una, santa, católica y apostólica, y que nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Jn 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18 ss), y la erigió perpetuamente como columna y fundamento de la verdad (cf.1 Tm 3,15). Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, si bien fuera de su estructura se encuentren muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.

Pero como Cristo realizó la obra de la redención en pobreza y persecución, de igual modo la Iglesia está destinada a recorrer el mismo camino a fin de comunicar los frutos de la salvación a los hombres. Cristo Jesús, «existiendo en la forma de Dios..., se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo» (Flp 2,6-7), y por nosotros «se hizo pobre, siendo rico» (2 Co 8,9); así también la Iglesia, aunque necesite de medios humanos para cumplir su misión, no fue instituida para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también con su propio ejemplo. Cristo fue enviado por el Padre a «evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos» (Lc 4,18), «para buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10); así también la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo. Pues mientras Cristo, «santo, inocente, inmaculado» (Hb 7,26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5,21), sino que vino únicamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2,17), la Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación.

La Iglesia «va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios» anunciando la cruz del Señor hasta que venga (cf. 1 Co 11,26). Está fortalecida, con la virtud del Señor resucitado, para triunfar con paciencia y caridad de sus aflicciones y dificultades, tanto internas como externas, y revelar al mundo fielmente su misterio, aunque sea entre penumbras, hasta que se manifieste en todo el esplendor al final de los tiempos.
(Información de este estudio fue parcialmente obtenida de escritos del Padre Juan Rivas, específicamente la primera parte donde establece nombres y fechas en que fueron fundados las diferentes Iglesias y movimientos).

 Miriam Gómez